Ecuador: Diálogo de mujeres sobre soberanía alimentaria

NUEVA PUBLICACAIÓN DE ACCIÓN ECOLÓGICA, CON EL APOYO DE ENTREPUEBLOS, MISEREOR, JUNTA DE ANDALUCÍA Y APPLETON FUNDATION. Más de treinta mujeres que mantienen un vínculo permanente con la Pachamama lo confirmaron en el encuentro sobre “Soberanía Alimentaria vista desde las Mujeres” (Chone, agosto de 2012) organizado por Acción Ecológica y la Red de Ecologistas Populares. Desde los procesos de lucha en defensa de sus espacios de vida amenazados por el modelo extractivista y agroindustrial, estas mujeres convocadas bajo la perspectiva de articular como Mujeres del Maíz -Saramanta Warmikuna-, compartieron sus testimonios. Fuente: Acción Ecológica

NUEVA PUBLICACAIÓN DE ACCIÓN ECOLÓGICA, CON EL APOYO DE  ENTREPUEBLOS, MISEREOR, JUNTA DE ANDALUCÍA Y APPLETON FUNDATION

INTRODUCCIÓN

Cecilia Chérrez (Acción Ecológica)

Mujeres y soberanía alimentaria

Frente a la violencia del capitalismo que busca destruir la diversidad de la vida y la libertad, las mujeres con su defensa de la naturaleza, de las semillas, responden con una propuesta de paz.

Vandana Shiva

La soberanía alimentaria es un derecho ganado en el Ecuador. Su legitimidad radica en la lucha del movimiento indígena y campesino llevada por mucho tiempo en demanda de tierra y

agua, y más recientemente para evitar que mediante los tratados de libre comercio las corporaciones controlen la alimentación, un aspecto fundamental para el sostenimiento de la vida.

El artículo 281 de la Constitución de Montecristi establece el deber del Estado de garantizar la soberanía alimentaria para toda la población. Sin embargo este avance constitucional es desconocido en la práctica porque los pilares fundamentales del modelo económico dominante atentan contra el cumplimiento de este derecho.

Más de treinta mujeres que mantienen un vínculo permanente con la Pachamama lo confirmaron en el encuentro sobre “Soberanía Alimentaria vista desde las Mujeres” (Chone, agosto de 2012) organizado por Acción Ecológica y la Red de Ecologistas Populares. Desde los procesos de lucha en defensa de sus espacios de vida amenazados por el modelo extractivista y agroindustrial, estas mujeres convocadas bajo la perspectiva de articular como Mujeres del Maíz -Saramanta Warmikuna-, compartieron sus testimonios: las plantaciones de pino, ciprés y eucalipto se expanden en los páramos y en las tierras agrícolas, despojando del agua a las comunidades; el monocultivo y la dependencia a los agrotóxicos crecen con el apoyo descarado del Estado; la destrucción de los manglares provocada por la industria camaronera sigue impune; la industria pesquera arrasa dentro de las 8 millas destinadas para la pesca artesanal; la contaminación del mar se ve agravada por la extracción del gas; la devastación provocada por Chevron -Texaco se repetirá en el centro sur de la Amazonia a causa de una nueva ronda de licitaciones petroleras; se declaran “zonas de seguridad” en territorios campesinos con el fin de viabilizar (con apoyo militar y policial) la construcción de represas que inundarán tierras agrícolas y desplazarán a familias campesinas; se entregan territorios a la minería que contaminará el agua y la tierra.

Junto a estos testimonios suenan más alarmas -develadas por otras mujeres- en relación con los peligros de los agrocombustibles como falsa solución al cambio climático, sobre la amenaza de que ingresen semillas transgénicas a un país megadiverso como el Ecuador, y sobre miopes decisiones legislativas que plantean el control de las semillas bajo criterios de seguridad nacional. Los retos para construir soberanía alimentaria son complejos y nada fáciles.

La base material de los territorios, así como el tejido de historias y relaciones con las que adquieren sentido los espacios ancestrales están seriamente amenazados; sin embargo, en las condiciones más adversas, en muchas partes, mujeres ligadas al cuidado de la vida y la agricultura han logrado mantener la memoria intercambiando constantemente saberes.

Es muy antiguo el vínculo entre las mujeres y las múltiples dimensiones de la agricultura: el alimento, la salud, la ritualidad. En 1548 el cronista Cieza de León relataba que en tierras andinas que hoy son parte del Ecuador “…las mujeres labran los campos y benefician tierras y mieses…”, dando cuenta de una relación que ha venido nutriendo presentes y provocando futuros desde hace mucho tiempo y lo sigue haciendo. Así lo demuestran los relatos recogidos aquí de Josefina Lema (Mojandita, Imbabura), Katherine Heredia (Río Grande, Manabí), Luz Trinidad Cuzanguá (Joya de los Sachas, Orellana), María Angélica Pila (Barrio La Argelia Alta,

Quito), Yolanda Reyes (Zamora), Cristina Gualinga (Sarayaku, Pastaza), Luz María Lanchimba (Cotacachi, Imbabura), Marlene Sayayin (Machala, El Oro).

Estas mujeres son sanadoras con plantas y alimentos. Siembran con generosidad no sólo para el autosustento sino también para que coman los animales. Nutren la tierra, limpian el agua, hacen posible la abundancia. Trabajan para diversificar y recuperar variedades de maíz, fréjol, mashua, oca; se esfuerzan para defender el mar; no pierden de vista a los mercados locales. Participan fortaleciendo procesos organizativos y la defensa de los territorios. Es decir, construyen soberanía alimentaria más allá de los designios del Estado y las empresas. Son hilo, puntada y trama en la defensa y continuidad de la vida.



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