Ejemplo de resistencia en Notre-Dame des Landes

El violento operativo lanzado por el gobierno francés para impedir la reocupación de los terrenos desalojados en Notre-Dame des Landes, cerca de la ciudad de Nantes, no tuvo éxito. Pese a los dos días de enfrentamientos y a los cien heridos, los opositores permanecen en la zona que defienden y el gobierno tuvo que recular en sus intenciones. Tras semanas de enfrentamientos entre la policía y habitantes de la región de Notre Dame des Landes, quienes se oponen a la construcción de un aeropuerto en la región no bajan la guardia; saben que los intentos de despojo están latentes. Fuente: Varios

Sobrevuela la represión, pero también la resistencia en la región de Nantes, Francia

Tras semanas de enfrentamientos entre la policía y habitantes de la región de Notre Dame des Landes, el gobierno detuvo los embates. Sin embargo, quienes se oponen a la construcción de un aeropuerto en la región no bajan la guardia; saben que los intentos de despojo están latentes.

El gobierno francés, obligado a retroceder en la construcción del aeropuerto

Los activistas, que ocupan el bosque para impedir que lo destruyan con la construcción de megaproyecto, resistieron un violento operativo policiaco en Notre Dame des Landes y, de momento, le ganaron el pulso al gobierno.

Francia. El violento operativo lanzado por el gobierno francés para impedir la reocupación de los terrenos desalojados en Notre-Dame des Landes, cerca de la ciudad de Nantes, no tuvo éxito. Pese a los dos días de enfrentamientos y a los cien heridos, los opositores permanecen en la zona que defienden y el gobierno tuvo que recular en sus intenciones.

Desde el 16 de octubre de 2012, los terrenos donde Jean-Marc Ayrault,  el jefe del gobierno socialista francés,  pretende construir un nuevo aeropuerto internacional, se transformaron en un campo de batalla permanente. El objetivo era desalojar de la zona (ZAD) a todos los activistas que podrían impedirla realización de los primeros pasos de la obra de construcción; más de mil guardias móviles fueron enviados para tumbar las casas y las cabañas “ilegales” de los activistas más radicales.

Pero después de varias semanas de cerco policiaco y de retenes en los caminos, de destrucción de casas, de represión y de resistencia, los guardias móviles no supieron cómo reaccionar ante la gigantesca manifestación de apoyo que el 17 de noviembre tuvo lugar en la zona para respaldar a los activistas locales. Los activistas informaron que el 17 de noviembre, 40 mil personas asistieron para ocupar y reconstruir la zona.

“Toda la semana se construyó un nuevo lugar de lucha en un campo puesto a disposición por su dueño; se construyeron nuevas cabañas en el bosque de Rohanne. (Fue) una semana mágica donde cientos de personas pusieron en común sus saberes prácticos, su creatividad, sus herramientas, sus materiales y lograron edificar una cocina, dormitorios, salas de reunión, un bloque sanitario, y nuevas cabañas en los arboles”, informaron los organizadores.

Esto fue una verdadera provocación para Jean-Marc Ayrault, ex alcalde de Nantes (de1989 a 2012) y promotor del proyecto, convencido de que por fin su sueño urbanístico se haría realidad después de más de 15 años de redoblados esfuerzos para lograr su realización. En efecto, la ocupación por parte de los activistas del bosque de Rohanne, de la Casa del Rosal y de varios otros terrenos estratégicos impide en lo concreto el inicio de las obras, previsto para enero de 2013. Para acabar definitivamente con la resistencia, se lanzó una nueva intervención policiaca el 23 de noviembre, con 900 elementos policiacos.

Ese día, mientras un escuadrón cercó y atacó a los ocupantes del bosque de Rohanne-donde varias cabañas habían sido reconstruidas para impedir el derribo de los árboles-, otro contingente rodeó la última casa “enduro” ocupada por los activistas en la zona, protegida por varias barricadas y numerosos tractores. Mientras tanto, otro contingente policiaco empezó la expulsión de activistas del campamento de reconstrucción instalado durante la manifestación del 17 de noviembre.

Sin embargo, la situación jurídica de este último lugar, ubicado en un terreno todavía privado, impidió su inmediata destrucción. Advertidos del nuevo operativo policiaco, cientos de personas empezaron a dirigirse hacia la ZAD, cercada por operativos policiacos unos para protestar, otras para hostigar a la policía, mientras muchos lograban infiltrarse por los campos, llevando víveres y respaldo a los activistas de la zona que empezaban a reorganizar la resistencia. Varios enfrentamientos estallaron entonces, los oponentes resistiendo a los gases lacrimógenos y a las granadas aturdidoras con piedras, botellas y barricadas.

En el sábado, la lista de heridos se elevaba ya a varias decenas, ya que los policías apuntaron directamente contra los manifestantes con lanzagranadas y pistolas con balas de goma. Mientras la policía procedía con mucha dificultad a la destrucción de las cabañas de los árboles del bosque de Rohanne, la brutalidad del ataque policiaco levanto una ola de solidaridad sin precedentes en toda Francia, en la que mítines y manifestaciones de solidaridad se desencadenaron en decenas de ciudades. Bloqueos de puentes por tractores y “operación tortuga” en algunas carreteras, ocupación de aeropuertos y oficinas del Partido Socialista, multiplicación de colectivos de apoyo, miles de manifestantes desfilando en la ciudad de Nantes el día siguiente, y finalmente, varios concejales oponiéndose al proyecto de aeropuerto y encadenados a las rejas de la sede de la prefectura regional, obligaron al gobierno socialista a detener temporalmente la operación.

Tomando en cuenta el hecho de que todavía “quedan interrogantes” en la sociedad sobre la pertinencia del proyecto, el gobierno decidió posponer las obras seis meses para “procederá nuevos estudios ambientales” y crear una comisión de diálogo para de nuevo “explicar el proyecto”, mientras proponía parar las operaciones policiales si los manifestantes se comprometían a dejar de reconstruir en la zona de manera ilegal.

Para el partido ecologista, opuesto al proyecto pero integrante del gobierno, la propuesta fue vista como una “apertura”, mientras los oponentes locales la criticaron rotundamente, reafirmando que la única negociación posible será sobre el abandono del proyecto, y que la reconstrucción de cabañas es una necesidad para proteger la zona y seguir viviendo ahí,  ante los destrozos cometidos en las últimas semanas por la policía.

En la zona, el retroceso verbal del gobierno no parece corresponder
entonces a más que una ligera tregua. Y si las destrucciones de cabañas separaron, los policías están todavía desplegados en las principales carreteras. El lunes 26, cinco personas que enfrentaron a los guardias móviles en una barricada fueron arrestadas por policías disfrazados de manifestantes, y una de ellas fue encarcelada inmediatamente. Así que para muchos oponentes locales, el gobierno no hace más que tomar tiempo para ver cómo actuar de nuevo.

Mientras tanto, los activistas reconstruyen y replantean la coordinación de una lucha que hoy en día, además de los cientos de oponentes viviendo en la ZAD, cuenta con cerca de 70 comités de apoyo en toda Francia. Y, mientras se plantean marchas de solidaridad por toda Francia, ocupación de edificios públicos en caso de nuevas destrucciones y la realización de otra gran manifestación, la resistencia se articula también con otras luchas en contra de megaproyectos, como sucederá el próximo 3 de diciembre en contra del proyecto de Tren de Alta Velocidad entre Francia e Italia. Después de esos ataques y a pesar de las decenas de heridos, muchos oponentes afirman que hoy en día, la lucha de Notre-Dame tiene más fuerza que nunca.

 

Las Zonas a Defender (ZAD) en Perú y Francia, luchas contra el sistema

A inicios del mes de noviembre, Cajamarca fue el escenario de un singular suceso; policías franceses capacitaban a sus pares peruanos en técnicas de control de multitudes (represión de protestas sociales), para evitar más muertos en protestas sociales, decían los titulares de los diarios cajamarquinos y las notas de prensa del ministerio del interior. Una semana después, la policía francesa reprimía, como sus pares peruanos lo hacían con los Guardianes de las Lagunas en Cajamarca, a pobladores de Notre-Dame-des-Landes, que vienen protestando contra una empresa transnacional que tiene como aliado al Gobierno francés, bien podría denominarse la “Conga francesa”.

Campesinos de la región de Notre-Dame-des-Landes, cerca de Nantes oeste de Francia, se oponen a la edificación de un aeropuerto sobre sus tierras, este propósito conllevará la destrucción de más de mil 600 hectáreas de humedales, bosques y terrenos agrícolas.

Desde hace 40 años, políticos y empresarios planean la construcción de este mega aeropuerto, el impulsor de este proyecto es el socialista Jean-Marc Ayrault, que fue alcalde de Nantes  y ahora es el Primer Ministro de François Hollande.  En el 2010 el proyecto ha sido adjudicado a la transnacional Vinci, la primera empresa del mundo en la construcción de grandes estructuras, quien además, ha denunciado a los habitantes de la zona.

Este proyecto pretende constituir una gran plataforma económica internacional, denominado  “El Gran Oeste”; ello implica poseer el control de la tierra, el aire y el mar y dar paso a la construcción de puertos, aeropuertos, carreteras y autopistas, consolidando el sueño de la gran metrópolis y de la expansión económica de los grupos de poder. Es la misma expansión capitalista que opera en Cajamarca, con la diferencia de “EL Gran Oeste” allá y el distrito minero acá.

Durante los últimos años, se ha generado una creciente solidaridad, sumándose a la lucha numerosos jóvenes cercanos a los movimientos okupa, que luchan en contra de la industrialización, la urbanización acelerada de la sociedad y buscan el resurgimiento de bases de vida colectiva en el campo. Centenares de personas se han trasladado a vivir a la ZAD (Zona a Defender para los opositores, Zona de Acondicionamiento Diferido para los promotores), una especie de “Guardianes de las Lagunas”, versión europea, construyendo cabañas en los árboles o en el suelo, ocupando las casas abandonadas que fueron expropiadas por el estado, creando huertos que  producen verduras ecológicas que las distribuyen gratuitamente entre los vecinos, desafiando la lógica del mercado; han montado una panadería en el bosque, una biblioteca en un bus, han generado estructuras autónomas comunes y espacios de encuentro entre los diferentes mundos que conviven en el área amenazada. Este territorio, antes de desocuparse como quisiera la transnacional y el Gobierno francés, recobró vida con esta nueva dinámica social.

El primer ministro, principal promotor, está muy cuestionado y debilitado. Existe un fuerte malestar de su propio Gobierno, sus aliados Los Verdes e incluso sus propias bases socialistas locales se han mostrado en contra del proyecto.

A mediados del mes de octubre, la presión de la Transnacional ha impulsado el desalojo. Más de 15 mil personas se han movilizado en el mes de noviembre, en la que unos 500 agentes de la policía, apoyados con maquinaria pesada, procedieron a destruir las cabañas levantadas en el lugar y lanzaron bombas de gas lacrimógeno contra varios grupos, que respondieron con piedras, botellas y otros objetos. El enfrentamiento dejó como saldo dos periodistas y más de veinte civiles heridos. Los habitantes de la zona denunciaron que las fuerzas policiacas actuaron con inusual violencia y el Ministro del Interior francés, Manuel Valls, justificó la intervención y aseguró que se hará todo lo necesario para cumplir con la ley e iniciar los trabajos de la nueva instalación. En nada se diferencian a los ministros de Humala, quien en ese mismo instante se encontraba en Cádiz, España, comportándose como un representante empresarial en la “Cumbre Iberoamericana” con los jefes y jefas de estado y de gobierno de España y Portugal y sus ex colonias, tratando de atraer más inversión con la infeliz expresión: “El Perú tiene una minería moderna del siglo XXI, frente a actividades renovables arcaicas, muy artesanales, del siglo XIX como la agricultura y la ganadería”, reafirmando su traición al pueblo peruano.

Estos gobiernos entregados al capitalismo, aplican una misma receta; han acondicionado una estructura política en función de sus objetivos, deslegitiman a los que nos oponemos a vivir sometidos a lógica neoliberal que depreda nuestros recursos naturales, desplegando un feroz aparato mediático. Usan la represión social y política, encaminada a romper los procesos de unidad popular, utiliza a la policía para reprimir, haciendo del miedo uno de los mecanismos de control social; no le interesa el país, el capital no distingue si es  del primer o tercer mundo, importa y exporta técnicas de opresión y represión y para  darle un toque humanitario y formal, lo realizan en nombre del “respeto a los derechos humanos y la democracia”.

Distintos países de Europa y América Latina han expresado su respaldo y solidaridad a los pobladores de Notre-Dame-des-Landes, solidaridad a la que nos sumamos, desde la provincia de Celendín – Cajamarca en donde también luchamos en contra de este sistema dominante. Transcribimos parte de la respuesta a una carta de solidaridad enviada por los hermanos de Chiapas, México:

“La ocupación de las tierras empezó hace tres años, seguido a un Campamento Climático. Desde ahí tratamos de organizarnos entre nosotros, a nivel local, y horizontalmente para que cada quien pueda expresar sus ideas, para que nuestras reflexiones se vean enriquecidas de las visiones de los otros, y que las decisiones se tomen juntos en consenso. De manera natural nuestra forma de organización debe permanecer abierta. El grupo de ocupantes es muy evolutivo. La gente viene de horizontes lejanos para participar en esta lucha, algun.a.o.s se quedan, algun.a.o.s siguen su camino, algun.a.o.s regresan. Se podría considerar la ZAD como una zona de cultura internacional, una base como las suyas en México, que tendríamos que poner en relación con otras bases en el mundo para así crear una red de lucha arraigada y nómada, para fracturar las fundaciones del sistema.

Más allá del proyecto del aeropuerto el cual es símbolo de un proyecto insensato, impuesto por los grupos que se consideran superiores, para permitir a una minoría, la élite económica, adueñarse de los recursos planetarios, seguir contaminando y planificando cosas imposibles, es más globalmente contra el sistema económico capitalista devastador por el que luchamos”.

Esta lucha sumadas a otras establecidas en distintas partes del mundo (el movimiento Ocupa Wall Street, en EEUU, el movimiento estudiantil en Chile, movimientos contra las mega hidroeléctricas en Brasil, Frente a la mega minería en Perú y Argentina, el pueblo indígena en Bolivia, los indignados de España, las explosiones de indignación ocurridas en el último año en Grecia, Francia, Italia, Gran Bretaña, Irlanda, y las que tuvieron lugar en Túnez, Egipto, Argelia, etc.),  nos dan esperanza, pues su negación y resistencia a vivir bajo el dominio del poder del gran capital, también es la nuestra y cada vez somos menos sumisos. Esta minoría dominante ve como a nivel planetario crece un tejido social solidario consciente, con más posibilidad para defenderse e iniciar el tránsito, a través de las luchas populares de los sindicatos, los campesinos, los movimientos indígenas, las comunidades negras, etc. hacia la construcción de una civilización post-capitalista.

Milton Sánchez. Secretario General de la Plataforma Interintitucional Celendina – PIC