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¡SOS HALKIDIKI!

Las excavadoras ya han empezado a trabajar para destruir doscientos sesenta y cuatro kilómetros cuadrados de masa forestal. Una mina a cielo abierto, dos subterráneas, una planta metalúrgica de cobre y oro y una de producción de ácido sulfúrico, son los principales elementos de un polémico proyecto que, tras la eterna promesa del crecimiento económico y de la creación de mil quinientos puestos de trabajo, esconde la destrucción de una región en pie de lucha por su supervivencia.


Autor: David Bou (Directa) y Amnistía Internacional

¡SOS HALKIDIKI!

La guerra silenciosa llama a las puertas de Europa

Queremos llamar la atención sobre la silenciada lucha de resistencia que se está librando en los últimos meses entorno al bosque de Skouries en la región de Halkidiki (Calcídica), la tierra de Aristóteles, en el Nordeste de Grecia, entre la gente de 16 poblaciones vecinas, apoyadas por algunas acciones de solidaridad en el resto del país (y algunas, pocas, internacionales), contra el proyecto de una mina de oro a cielo abierto promovida por la compañía canadiense Eldorado Gold con el beneplácito del Gobierno griego, incluida una contundente estrategia de contrainsurgencia y represión, que no nos debería dejar indiferentes.

Nada básicamente nuevo para quienes tenemos amigos y amigas en Piura o Cajamarca (Perú), en San Miguel Ixtahuacán o en Xalapán (Guatemala), en Cabañas (El Salvador), en Copán (Honduras), o en Esquel (Argentina), para no hablar de Bukavu en el Congo.., etc.

La novedad en este caso es que, alentada por la llamada crisis de la deuda y como contrapartida a los rescates, esa “guerra silenciosa”, con todo su séquito, ya está llamando a las puertas del “Sur del Norte”. Halkidiki va por delante, pero, sin ir más lejos, “silenciosamente” el mapa de la península ibérica se está salpicando cada vez más, tanto de proyectos extractivos, como de embriones de resistencia.

Conocemos bien este fenómeno a través de los centenares de conflictos ambientales que hoy tiñen todo el llamado “Sur global”. Particularmente en el continente americano y en algunas regiones de África y Asia, los conflictos socio-ambientales y por el territorio son hoy uno de los principales focos de conflictividad social y política, local y global, así como de violación de los derechos humanos y ambientales de los pueblos indígenas, comunidades campesinas y, especialmente, de todo tipo de violencias contra las mujeres que juegan un papel destacado en las resistencias.

Es una auténtica “guerra silenciosa” en la que no solamente se juega el futuro de las poblaciones directamente afectadas, sino el de toda la humanidad.

La gente más consciente de nuestro entorno ya sabe que uno de los objetivos de la crisis provocada por la burbuja del crédito es utilizar la deuda para aplicar recortes presupuestarios y desmantelar los derechos sociales,  empobreciendo a la población como medio para convertir a los países implicados en paraísos laborales “low cost” y exportadores de trabajo cualificado.

De lo que todavía hay poca gente consciente es de otro de sus efectos: la puesta a la venta de todos los territorios susceptibles de convertirse en negocio para inversionistas locales y/o internacionales. Son negocios que consisten básicamente en consumir y destruir en pocos años bienes naturales irreemplazables, que son fuentes de sostenibilidad humana para pasadas y futuras generaciones, para obtener un lucro privado inmediato.

En el Estado español ya se ha abierto la veda, la tramitación reciente por parte del Gobierno central de leyes como de la de Costas o la de Ley de Racionalización y Sostenibilidad de la Administración Local son dos significativas “declaraciones de intenciones”, dos herramientas más que facilitarán diferentes formas de saqueo del territorio.