Guatemala, normalizar la esperanza

El Estado guatemalteco ejerce la autoridad con violencia, para la exclusión de las mayorías. Desde la aprobación de la Constitución vigente, en 1985, once gobiernos (incluyendo los transitorios de Ramiro de León Carpio y Alejandro Maldonado Aguirre), optaron por el desprecio de lo público y lo colectivo. Presidentes histriónicos, hepáticos, mentirosos, corruptos, bravucones y muy violentos cuando fue necesario (Álvaro Colom u Otto Pérez Molina como ejemplos, con estados de excepción y encarcelamiento de centenares de defensoras y defensores del territorio) apuntalaron sus negocios y los de élites empresariales nacionales y transnacionales, sin miedo al despojo y robo de los bienes del pueblo.

A pesar de ello, estos gobiernos peleados con el bien común y la misma Constitución que juraron defender, generaban más frustración y pasividad que resistencia y organización activa, concretamente en la decisiva (en términos de opinión y decisión política) ciudad capital. Las comunidades indígenas y campesinas, y los movimientos sociales populares, pese a resistencias cotidianas y épicas confrontaciones de poder (listo abajo algunas, 2) no lograban revertir este ejercicio impune de poder, entre otras razones por:

  • aislamiento (falta de apoyo en centros urbanos, cuando no racismo y desprecio),
  • desarticulación entre diferentes luchas, y
  • estancamiento de las resistencias, con desarticulación creciente, divisiones y capacidad de convocatoria reducida, a partir de la derrota táctica de las movilizaciones de 2015 (salida de la CICIG y bloqueo de reformas para el reconocimiento del sistema jurídico mayab’).

Esta realidad comenzó a interrumpirse, y ojalá revertirse, en cuatro momentos (se listan cronológicamente, no en orden de importancia, y se hace referencia a momentos inmediatos, en el entendido de que estos procesos en el caso de los pueblos indígenas se alimentan de luchas históricas de los pueblos y de grandes experiencias organizativas).

En primer lugar, las movilizaciones de mujeres jóvenes, urbanas e indígenas, feministas o no, en 2019 y las jornadas de noviembre de 2020 y 2021, como inicio de un nuevo ciclo de luchas: nuevas propuestas, formas de organización de organización y acción, embrión de liderazgos nuevos.

En segundo lugar, el reforzamiento del autogobierno comunitario durante la pandemia COVID-19: las comunidades fortalecieron y ampliaron redes de control y cuidado, en ausencia absoluta del Estado.

El tercer momento, el proceso electoral (primera y segunda vueltas) en el que la ciudadanía harta de la política de excesos buena para unos pocos, optó por un candidato y un partido de la corrección y la contención, que no prometen ni van a hacer las grandes transformaciones estructurales necesarias, pero se alejan de las bravuconadas y la arrogancia desbordadas de las elites gobernantes, sin excepción. En mi opinión, esta es una de las razones del insólito crecimiento de simpatías experimentado por el partido Movimiento Semilla y por el Presidente y la Vicepresidenta electas.

Autoridad compartida versus uso y abuso de la fuerza

Xa jun qab’anom

Xa jun qatzij

Mani jachoj

Xa jun quchuq’a’ öj Kaji’ Amaq’ wave’ Chi Iximulew

Pakal B’alam Rodríguez Guaján (1)

El cuarto momento, a partir del 2 de octubre, cuando inicia el Paro Nacional Indefinido. Más allá de demandas específicas necesarias, el impacto del paro reside en que el actuar de dirigentes y comunidades indígenas convocantes (dialogante, incluyente, “limitado” por el mandato de asambleas comunitarias y el consenso necesario con otros pueblos) remarca las diferencias con el Estado violento y alejado de las demandas de la población.

Si bien la convocatoria de este ciclo de protestas y construcción de otros escenarios políticos, y el mayor peso movilizador y organizativo, corresponde a 48 Cantones y Alcaldía Indígena de Sololá, se alejan tentaciones o prácticas de hegemonizar u homogeneizar discursos. Es un principio en las comunidades mayas escuchar, dar y recibir consejos, aprender de todas y todos. Ninguna palabra es menor que otra, y ninguna palabra es más que la otra. Todas las voces aportan, especialmente las de aquellos sectores que, en el ámbito urbano, se han marginado o han sido marginados de las luchas sociales (por ejemplo, comerciantes).

Así, el ejercicio democrático comunitario de organización y administración de pueblos originarios (sin idealizar, camina entre tensiones como el machismo) es posibilidad de acción y organización, no solamente en esta coyuntura y en la urgencia de abandonar la espiral de la dictadura política y económica, sino en la acción colectiva en general y en la administración pública. Estamos conociendo formas diferentes de hacer las cosas (cosas, término académico utilizado en contextos de transición galopante para referir la acción la acción política colectiva y la gestión del Estado para el bien común).

El plantón permanente en las instalaciones centrales del Ministerio Público (inició el 2 de octubre y se mantiene en el momento de redactar estas letras, el primero de noviembre) es símbolo de este ejercicio del poder. Espacio de pluralidad y coralidad, convoca voces diversas, para las que se abren los micrófonos, se reservan toldos y bocinas, se amplían posibilidades de expresión (por veces apagada por la expresión de las vuvuzelas-trompetas). La paradoja es que son aquellas y aquellos a quienes se ha negado la ciudadanía (voz, expresión, idioma, indumentaria, formas propias de organización, el agua, el derecho de decisión en sus territorios y un larguísimo etcétera) las que motivan plazas donde toma la palabra quien quiera expresarse, incluso quienes, hasta hace unos pocos días o todavía ahora, desconocemos casi todo de las cosmovisiones indígenas y seguimos considerándolos desde visiones y prácticas racistas (incluido paternalismo) muy interiorizadas. Esta es una de las razones (probablemente no la más fuerte, pero sí importante) de la masiva adhesión ciudadana a las movilizaciones convocadas, y el respaldo-afecto al papel de Autoridades Indígenas.

Hacia dónde, cómo, con quiénes

El ejercicio de autoridad compartida, no obstante, enfrenta retos. Enumero los siguientes:

  1. Defender, ampliar y resignificar la democracia

Esta coyuntura compleja plantea para pueblos indígenas una doble hoja de ruta. En lo inmediato:

  • consolidar los resultados electorales,
  • detener la esclerotización del Estado en manos del sector ultraconservador que ahora lo gestiona,
  • comenzar a orientar el Estado hacia el desarrollo del bien común, al menos el común mínimo del Estado constitucional que propone Semilla, con acciones inmediatas en educación, salud, nutrición infantil, cultura y otras, que todavía no abordan desigualdades estructurales.

Pero la democracia electoral y la institucionalidad republicana no son el fin. Más allá de esta agenda, continuarán las luchas por la transformación de la institucionalidad dominante y el pacto elitario constitucional de 1985 (de visión centralista, uniformadora, racista-excluyente o paternalista de los pueblos indígenas), para avanzar hacia la democracia comunitaria, desde las diversidades y las formas propias de los pueblos.

      2.  Normalizar el poder político de los pueblos originarios y sectores populares.

La vertiginosa anormalidad de estos días puede convertirse en una nueva normalidad: un escenario en el que se naturaliza la presencia de pueblos indígenas en las dinámicas y decisiones políticas fundamentales, más allá de manifestaciones y demandas del momento, como sujetos decisores en todos los ámbitos, con referencia e influencia a nivel nacional, más allá de la capacidad reconocida de administrar la vida comunitaria.

  1. Consolidar las articulaciones sociales dialogantes y horizontales.

Posiblemente entramos en una fase de disputa continua, en el que todas las fuerzas -no solo las de los pueblos indígenas- serán necesarias. El  camino andado (articulaciones amplias y pacíficas de sectores sociales: pueblos, sectores urbanos, pobladores, mercados, comerciantes, transportistas dañados por la corrupción y el desastre de infraestructura y otros) no puede tener vuelta atrás (3).

El intercambio de ideas, voluntades y sentires, la posibilidad de aprendizaje, debe ir más allá de la espera para la defenestración (se alejó la posibilidad de renuncia) de la Fiscal General. Este intercambio puede ser especialmente fluido con visiones, como la del feminismo, que comparten propuestas integrales para el cuidado de la red de la vida.

  1. Continuar aprendiendo de propuestas de pueblos indígenas y formas de organización colectiva y comunitaria

Además de saludar la fortaleza y capacidad de conducción de los pueblos indígenas para abrir una ruta de salida de la crisis, es importante incorporar a nuestras prácticas (sectores urbanos, movimientos populares en general) los principios y valores que orientan la acción política y la vida cotidiana de los pueblos originarios. La escucha, el consenso, la colectividad y la comunidad como centro, la concepción de servicio…son aportes para para reconstruir una sociedad muy dañada por la imposición violenta, el individualismo y la ruptura de lazos comunitarios especialmente en centros urbanos, y como herramientas para transformar visiones, formas de organización y representación (liderazgos), una vez agotados o estancados los modos con los que, hasta ahora, intentamos cambiar la realidad.

El triunfo de la esperanza

Además de la dimensión de las movilizaciones (capacidad de paralizar el país en casi 200 puntos simultáneos, durante varios días) y más allá del balance demandas-logros, este contexto puede leerse en clave de esperanzas.

En 2023, las elites económicas y políticas continuaban vinculando su suerte a la indiferencia y la resignación de la población, y al proceso electoral como distractor y relegitimador.

La indignación se desbordó con gotas que rebalsaron el vaso (vasos comunicantes rebalsados en territorios y sectores múltiples y diversos) y comenzaron a abrirse ventanitas de esperanza, donde lo imposible no es todavía posible, ni se consuma el asalto al Palacio de Invierno de la dictadura bananera, ni combatientes victoriosos avanza derribando estatuas y símbolos del oprobio (incluida la bandera), pero crece la conciencia a partir de la información, se generalizan diálogos sociales sobre el nuevo país que queremos, se manifiesta el pluripaís que somos en toda su amplitud, se expresan todos los actores. En fin, se construyen posibilidades y condiciones para una vida digna y un futuro mejor.

Sin pensarlo demasiado, muchas y muchos nos colamos de cabeza por estas pequeñas ventanas, antes que pudieran cerrarlas. Aquí estamos, al parecer y más allá de logros o retrocesos coyunturales, por largo tiempo.

Un artículo de opinión de Andrés Cabanas, periodista y escritor. Publicado en la Revista 80 Entrepueblos.

  1. Una es nuestra palabra, una nuestra lucha, no hay división, somos una sola fuerza los cuatro pueblos de Iximulew.
  2. Consultas comunitarias, decenas de episodios de resistencias a las hidroeléctricas y empresas mineras, Marcha Indígena y Campesina, Marcha del Agua, Marcha de la Dignidad de los Pueblos, movimientos de tejedoras, por la recuperación de idiomas y cultura, y muchos más.
  3. La capacidad de articular a diferentes sectores sociales y organizaciones, tanto indígenas como mestizas, tanto urbanas como rurales, es insólita en la reciente historia de Guatemala. Los referentes más cercanos son posiblemente la Marcha de mineros de Ixtahuacán, las movilizaciones de campesinos de Quiché en la capital o la huelga de la Costa Sur de fines de los 70s e inicios de los 80s.

Entrepueblos inaugura en Madrid la exposición ‘Activistas por la Vida’, del fotoperiodista Gervasio Sánchez

Entrepueblos inaugura en Madrid “Activistas por la vida”, del fotoperiodista Gervasio Sánchez, una exposición sobre activistas de derechos humanos y ambientales amenazadas de muerte en Centroamérica, que en esta exhibición se centrará en las historias de las mujeres defensoras.

Activistas por la vida”, que se podrá visitar del 21 de diciembre de 2023 al 20 de enero de 2024 en Efti-Centro Internacional de Fotografía y Cine (Calle Fuenterrabía, 4-6), recoge el testimonio de mujeres 39 activistas de Honduras y Guatemala que luchan por la defensa de la naturaleza y de los derechos humanos.

 

A través de fotografíastextos y videoentrevistas, la muestra  explica la historia de mujeres que viven amenazadas de muerte por la defensa que hacen de su territorio y su naturaleza, de los derechos de las mujeres y de las libertades ciudadanas. Esta defensa entra en conflicto con los intereses de grandes empresas o grupos transnacionales que operan con impunidad para la extracción de los recursos naturales y las materias primas -sobre todo de minería, hidroeléctricas y de monocultivos- en Honduras y Guatemala, dos de los países más violentos del mundo.

Una de las cosas que más me ha sorprendido es la valentía con que los activistas, hombres y mujeres, luchan contra un mundo criminal repleto de sicarios que matan sin pensárselo dos veces”, explica Gervasio Sánchez (Córdoba, 1959), periodista y fotoperiodista de conflictos y crisis humanitarias, galardonado con el Premio Nacional de Fotografía en 2009 y con más de una docena de libros publicados. Gervasio Sánchez ha trabajado cuatro meses sobre el terreno en Guatemala y Honduras, entre 2018 y 2019, para realizar esta exposición.

  • Apúntate a la Masterclass de Fotoperiodismo de Gervasio Sánchez el 22 de diciembre en EFTI  AQUÍ
  • Apúntate a la Visita Guiada del día 21 a las 19.45 horas o a las visitas guiadas durante todo el mes (todos los martes, miércoles y jueves, a las 12 y, a partir del 8 de enero a las 12 y a las 17 horas). AQUÍ

Dos de los países más peligrosos para las mujeres defensoras

Guatemala es un país que depende del extractivismo -de la exportación de materias primas- y tiene una legislación nacional que favorece las inversiones privadas y deja sin protección legal a las comunidades campesinas, la naturaleza y los derechos individuales. En 2022, el país registró 3,574 agresiones contra personas, organizaciones y comunidades defensoras de derechos humanos, el 32% de ellas a mujeres. Se trata del mayor número de agresiones registradas en los últimos 22 años, según datos de la Unidad de Protección a Defensoras y Defensores de Derechos Humanos de Guatemala, UDEFEGUA.

Marcela Chacach, líder cakchiquel de la comunitat Loma Alta, de Guatemala, fotografiada por Gervasio Sánchez.

Marcela Chacach, líder cakchiquel de la comunitat Loma Alta, de Guatemala, fotografiada por Gervasio Sánchez.

Honduras es el país más peligroso de Latinoamérica para ser mujer. En 2022 al menos 300 mujeres fueron asesinadas, y más del 95% de estos casos quedan en impunidad debido a la escasa investigación. El tercer país más desigual del mundo, también cuenta con leyes hechas a medida para que las empresas transnacionales extractivistas puedan desarrollarse en el país. Desde 2009 se han aprobado 384 proyectos mineros, 48 proyectos de grandes presas hidroeléctricas y 123 de pequeñas, y el cultivo extensivo de palma africana ya ocupa más de 300.000 hectáreas. Los pueblos campesinos, indígenas y garífunas, con sus formas de vida ancestrales y sostenibles, viven bajo la amenaza de las empresas extranjeras.

Entrepueblos es una asociación que promueve la educación transformadora y la cooperación solidaria con Latinoamérica. Desde 1988, defiende los derechos de los pueblos y la naturaleza desde la mirada de los feminismos. Acompaña las luchas de comunidades campesinas e indígenas y activistas ambientales y de derechos humanos en Centroamérica, Ecuador y Perú.

La exposición “Activistas por la vida” en Madrid está organizada por Entrepueblos y Efti – Centro Internacional de Fotografía y Vídeo, y cuenta con el apoyo del Ayuntamiento de Madrid.

Conoce la historia de estas defensoras en activistasporlavida.org

Mujeres Maya Kaqla impartirán talleres de autocuidado en Oviedo, Burgos, Valencia, Sevilla y Madrid, del 8 al 18 de mayo

El próximo lunes, 8 de mayo, arranca en Oviedo la gira de la Asociación de Mujeres Maya Kaqla, entidad de Guatemala con la que colaboramos desde Entrepueblos, y que ofrecerá varios talleres sobre autocuidados, sanación y prevención de violencias en Asturias, Burgos, Valencia (en el marco de nuestra Asamblea General 2023), Sevilla y Madrid, donde culminan su viaje por el Estado español el 18 de mayo.

Esta gira de talleres quiere promover un intercambio de conocimiento entre mujeres de diferentes culturas que tienen en común la defensa de los cuidados y la lucha contra las violencias patriarcales.

La Asociación Grupo de Mujeres Mayas Kaqla está compuesta por redes comunitarias de mujeres mayas expertas en acompañamiento psicológico a víctimas de violencia y racismo desde la propia cosmovisión maya.

Kaqla presenta una dilatada experiencia en procesos formativos y de sanación desde su creación, hace más de 25 años. Además, se ha especializado en construcción de conocimiento y en el diseño e implementación de metodologías de atención a sobrevivientes de violencia desde la visión de las mujeres mayas. El desempeño de Kaqla ha permitido la generación de conciencia colectiva e individual, así como cambios sustantivos en las personas beneficiarias de su trabajo, promoviendo el bienestar individual y colectivo de las mujeres que acompañan, de las comunidades y de los pueblos indígenas.

Asociación Entrepueblos colabora desde hace dos años con Kaqla en las diferentes fases de un proyecto de prevención y mitigación de las violencias hacia las mujeres y las niñas mayas, en Guatemala, como parte de su trabajo en el país centroamericano para la defensa de los derechos plenos de la mujer y su participación en la comunidad.

Esta gira se lleva a cabo con el apoyo de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo, AECID.

Puedes consultar aquí los talleres y conversatorios:

 

Bernardo Caal Xol, defensor del río Cahabón en Guatemala.

Bernardo Caal, absuelto. Continúa la amenaza del extractivismo en el río Cahabón

El pasado 20 de abril el defensor Bernardo Caal fue absuelto de los cargos de apropiación indebida, tras 10 años de criminalización y persecución. La sentencia favorable al líder maya Q’eqchi’ ha llegado un año y dos meses después de su salida de prisión. “Solo fueron delitos fabricados. Han sido varios años de desgaste que ha afectado la vida de mi familia, pero la lucha sigue“, explicó a través de su cuenta de Twitter.

Caal, maestro y defensor del río Cahabón, ha sido perseguido y amenazado desde que denunció la tala de bosques y la construcción de una hidroeléctrica sin consulta comunitaria previa. En concreto, fue condenado a más de siete años de cárcel por liderar el proceso contra las hidroeléctricas OXEC y Grupo Cobra, esta última con capital del Grupo ACS de Florentino Pérez, en este río del departamento de Alta Verapaz, Guatemala.

El tramo afectado del río Cahabón, uno de los más importantes del país, era uno de los principales medios de vida de 30.000 personas del pueblo maya que han dejado de tener agua debido a la pérdida de caudal del río por la construcción del proyecto hidroeléctrico Renace, lo que supone una de las mayores vulneraciones de los derechos humanos y de la naturaleza que han tenido lugar en Centroamérica y en todo el mundo.

Puedes conocer la historia de Bernardo Caal en la web activistasporlavida.org

*Fotografía de Gervasio Sánchez para el proyecto ‘Activistas por la Vida’.

Activistes Per la Vida

Entrepueblos y la Concejalía de Igualdad de Alicante inauguran la exposición “Activistas por la vida” del fotoperiodista Gervasio Sánchez

La asociación Entrepueblos y la Concejalía de Igualdad del Ayuntamiento de Alicante  inauguran la exposición “Activistas por la vida”, del fotoperiodista Gervasio Sánchez. La muestra, que documenta la situación de defensores y defensoras de la naturaleza y de los derechos sociales y humanos en Guatemala y Honduras, se podrá visitar de forma gratuita en Espacio Séneca del 10 de febrero al 7 de marzo.

“Activistas por la vida” explica la historia de 40 hombres y mujeres que luchan por su territorio y su naturaleza —por la riqueza de sus tierras y sus ríos— y por los derechos de las mujeres y las libertades ciudadanas. Esta defensa de los derechos humanos entra en conflicto con los intereses de inversores, empresas o grupos transnacionales que extraen con impunidad los recursos naturales y las materias primas de Honduras y Guatemala para venderlos al mercado mundial.

Las leyes de Honduras y Guatemala favorecen los derechos de estas empresas, mientras que eliminan los derechos de la ciudadanía. Esta situación, ligada a la persecución y a las amenazas de muerte constantes, al elevado índice de violencia y a la corrupción policial, política y jurídica de las regiones, hace que miles de familias se hayan ido de los territorios. Sin embargo, hay comunidades indígenas y campesinas que luchan frente a estos poderosos intereses y consiguen proteger sus tierras.

A través de fotografías, textos y videoentrevistas, “Activistas por la vida”, de Gervasio Sánchez, explica la vida de hombres y mujeres que a pesar de estar amenazados de muerte luchan por sus derechos.

“La realidad que se explica en este proyecto fotográfico tiene que ver con la vida cotidiana de personas que pueden ser asesinadas en cualquier momento, personas perseguidas por la defensa de la integridad de sus aldeas, personas que luchan como defensores de la tierra, personas que luchan contra las grandes empresas extractivistas, personas que luchan por la naturaleza y la riqueza de los ríos, y periodistas que intentan denunciar el que pasa en Guatemala y Honduras”, explica Gervasio Sánchez.

“Activistas por la vida” en Valencia está organizada por Entrepueblos y Concejalía de Igualdad del Ayuntamiento de Alicante, y cuenta con el apoyo del Pacto de Estado contra la Violencia de Género (Ministerio de Igualdad) y de la Agència Catalana de Cooperació al Desenvolupament.